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sábado, 25 de julio de 2009

Lathek I.

Están aquí. Oigo sus pisadas siento que algo va tremendamente mal. Golpean la puerta y escucho sus rezos. La energía divina rebosa en el aire. Mi maestro me dice que corra abajo, que allí estaré seguro. Bajo las escaleras rápidamente sin mirar atrás mientras escucho muchos golpes de espada contra espada. Nuestros guardianes están luchando. Me detengo, no debo huir, debo volver y ayudar a mi maestro. Llego a la trampilla y escucho como mi maestro conjura; es un hechizo que conozco muy bien, me dijo que cuando despertase mi poder lo podría lanzar. Comienzo a correr de nuevo. Lo he visto. Ya he visto ese conjuro, no saldrán vivos de este lugar.

Sigo corriendo, oigo a mi maestro tener éxito. Comienzo a escuchar gritos pero continúo bajando, no puedo parar. Algo va mal, algo va terriblemente mal. Corro lo más rápido que puedo.

Espero que no hay fallado todo, mi maestro es muy poderoso, no sería aniquilado tan fácilmente. - pienso desesperado

Cojo un desvío y no salgo, sino que me dirijo a la sala de rituales, debo completar uno, debo invocar a mi familiar.


Entro en la sala y no hay defensas. Algunas lágrimas recorren mi rostro. Mi maestro está muerto, estoy solo. Entro en el círculo y me concentro. Comienzo a conjurar, intento atraer a mi familiar. La habitación se ilumina y una figura negra está ante mí. Una pantera. Mi familiar es una pantera. Se acerca a mí y escucho su voz en mi mente, es clara. triste .Siente mi tristeza... parece que aún no siente mi rabia. Cojo mi nueva túnica y algunos pergaminos, me dirijo a la puerta, mas nunca llego.

La puerta principal es derribada. Entran tres caballeros de blancas armaduras. Veo su símbolo. Son paladines, elfos, de mi misma raza. Ellos son los asesinos del maestro. No puedo moverme, van a matarme. Intento conjurar en vano. Van a matarme. Cierro los ojos. Oigo su espada descender...


Pasan unos pocos segundos.

No estoy muerto, en lugar de eso oigo un grito de los asesinos. Abro los ojos y veo a mi familiar agarrando su brazo. Salgo corriendo. Corro más que nunca. Me paro en la puerta y lanzo un hechizo, la quemo. No me seguirán así. Mi familiar desaparece, pero siento que sigue conmigo. Salimos de aquel lugar por una ruta secreta.


Ya no me queda nada, ningún hogar ni ninguna familia. Pero ahora tengo un motivo para seguir viviendo. Debo vengar a mi maestro, él lo hubiese querido así.

Viajo durante varios días asesinando a los animales que veo y, a duras penas, atravieso el bosque, algo que se supone que era imposible para una persona normal. Cuando consigo salir veo ante mí otra cueva excavada, otro pueblo que me acogerá.

Cuando llego los guardias se preguntan cómo he podido atravesar el bosque y qué les ha ocurrido a mis orejas. No le digo la verdad. Es por culpa de mi paso en el bosque, es por ello, un efecto secundario. Con una sonrisa me acogen. En la ciudad subterránea, con el poco oro que me queda, intento conseguir alojamiento, pero, en lugar de exigirme oro, me sonríen amablemente y una muchacha, bella para ser humana, me acoge en su casa ensimismada por mi aspecto.

En poco tiempo descubro cómo es la vida en esta aldea y cómo sobreviven sus habitantes. Entro a formar parte de un grupo de élite cuando descubren mi capacidad para realizar conjuros, algo extraordinario allí, como en cualquier sitio.

Hoy he rechazado otro ataque con mi magia. Es demasiado fácil hacerlo, pero los sueños se están repitiendo. Veo a un joven de cabellos plateados que me llama en mis sueños, Me cuenta la verdad sobre el mundo. Quiero saber más, hoy escaparé del pueblo.

Marie y yo salimos de la aldea sin que nadie nos vea, nos amamos y estaremos juntos toda la vida. Con nuestras posesiones, avanzamos hacia el bosque, no necesitamos nada más. antes de llegar conjuro sobre ella y comienza a sentirse débil, sin fuerza alguna. Mientras cae, su mirada llena de lágrima me acusa.

- Por...q... - Cae dormida sin poder evitarlo.

- Lo siento, pero éste era tu destino, humana - digo con desprecio mientras cae al suelo.

A continuación concentro todo mi poder en mis manos. La temperatura aumenta mientras la magia fluye por mi cuerpo. Es una sensación por la que mataría si hiciese falta. El placer recorre mi cuerpo mientras la hierba de mi alrededor arde. Alzo mi brazo y señalo la puerta de la aldea. Las llamas surgen de mis dedos, y se convierten en tres flechas, dos de las cuales atraviesan a los guardias apostados. La tercera, más grande, la dirijo hacia la puerta de la aldea, que estalla en llamas. Alzo mi otro brazo y una pequeña esfera roja nace de él y se dirige a la puerta destruida. Una vez allí, escucho con placer los gritos de los insectos que me acogieron. La explosión ha sido un éxito. No podré volver a esa aldea.

Camino de nuevo hacia el bosque con mi "amor".

Marie vuelve a despertar con un grito cuando siente la hoja de mi daga sobre su cuello. Entra en pánico y llora. Suplica que le deje vivir. Le sonrío dulcemente y beso con amor sus labios.

La degüello
y dejo que Pain disfrute de sus restos, los humanos son su plato favorito y había estado mucho tiempo sin comer.

Han pasado 2 semanas, mis reservas se acaban
y esos sueños siguen repitiéndose . . .


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